Choix, Sin.- De todos era conocido el sitio. Era punto de encuentro, de coincidencia amistosa. Tenía tal amplitud y despertaba una grata sensación de libertad sin límites. Era un espacio abierto, un llano plano, amplio y prolongado que parecía no tener punto final determinado
Y ahí estaba ese lugar de tradicional y popular concurrencia, para el paseo de los enamorados, la aventura de los aficionados a la cacería de fauna menor. Este espacio era punto coincidente de tantas variantes del gusto humano y todos, desde hacía decenios, le llamaban El Polvorín.
El Polvorín, por supuesto que era un nombre más que tenía su origen y acertada explicación. A partir de 1913, año del inicio de la segunda etapa de la lucha armada de la Revolución, también en Choix se escucharon disparos y los revolucionarios destacados acá, entre otras medidas del propio movimiento, construyeron un depósito en una de los extremos de aquel atractivo y extenso llano y pacífico llano. Construyeron un polvorín.
Pasados los años sólo quedaron algunas ruinas de aquel depósito de la pólvora revolucionaria y no sólo pasaron los años, sino que cambiaron los tiempos y cierto día, de uno de los meses del año de 1928, aterriza en nuestro llano el primer aeroplano llegado a nuestro cielo y desde ese preciso momento, queda inaugurado el campo aéreo de Choix. Había caído del alto cielo un pájaro de color verde, suceso que no quedó al margen del ingenio popular, de donde le salió, a lo que era una endeble avioneta, el mote de La Rana,
Luego del aterrizaje de La Rana, en lo sucesivo el Polvorín se convierte en una pista natural de aterrizaje y despegue aéreo, que por su imagen y orografía, se sigue conservando así por varios., para después sufrir las necesarias transformaciones y prestar el mismo servicio en mejores condiciones.
Pero un día, arribó el incontenible fenómeno de la modernidad y sus consecuencias, Se acotó la pista, se construyó en ella y no solo en lo material, sino también dentro del marco de específicas disposiciones de gobierno del nivel federal. El Polvorín quedó entonces para tema de nuestras crónicas donde late la verdad de que, legal e históricamente, este espacio y sus funciones, forman parte del patrimonio de nuestro municipio
En el recuerdo de todo un pueblo toma vida aquel llano plano.
Cronista: Prof. Hector Armando Hernandez Torres